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Dar nombre a los sentimientos: Ser capaces da
nombrar emociones como la cólera o la tristeza, les ayuda a reconocer esas
emociones cuando las sienten. Y saber qué es lo que sienten les puede ayudar a
sobrellevar ese sentimiento. Enséñele a su niño a reconocer emociones (alegría,
tristeza, cólera, miedo) a través de cuentos, tarjetas con dibujos, etc.
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Relacionar gestos con sentimientos: Es
importante que el niño aprenda a identificar emociones en otras personas, de
esta manera desarrollará la empatía. Haga gestos de sorpresa, tristeza, cólera,
alegría, temor…, converse con él acerca de las emociones que podrían estar
sintiendo los personajes de un cuento o los actores de televisión.
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Orientarlos: Una vez que sus hijos sepan
reconocer sus emociones, déles normas básicas para enfrentarse a ellas. Una
buena norma es "Cuando expreses tu enfado no puedes hacerte daño ni a ti,
ni a los demás, ni a las cosas”. Explique a sus hijos lo que sí pueden hacer.
Por ejemplo: correr en el jardín, dibujar figuras enfadadas, dar puñetazos a una
almohada, arrugar un periódico, etc. Hacer esto no es malo, al contrario,
expresar lo enojado que se siente es saludable, siempre que se exprese de
manera aceptable. Además de ello se debe enseñar al niño a relajarse cuando
estén nervioso o disgustado, anímelo a respirar hondo mientras cuentan hasta
tres y a expulsar despacio el aire. O dígale que cierre sus ojos y tensen los
músculos, cuenten hasta seis y relajen los músculos.
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Actuar con empatía: En los niños más pequeños es
recomendable reconocer sentimientos en ellos mismos y en los demás, empiece con
las actividades de “Dar nombre a los sentimientos" y “Relacionar gestos
con sentimientos". También puede hacer juegos de imitar los gestos del
compañero, estas actividades permiten “ponerse en el lugar del otro”.
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Alabar lo positivo: Felicítelos cuando sus hijos
se enfrenten bien a sus emociones o muestren preocupación por los demás,
dígales que usted se da cuenta de ello. Ejemplos: “Muy bien hecho lo de
marcharte a tu cuarto a tranquilizarte”.
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Enséñele con el ejemplo: Esta es la mejor manera
para que sus hijos entiendan cómo expresar adecuadamente las emociones, sin
causar daño. Por ejemplo si ha pasado un mal día en la oficina, váyase de paseo
en lugar de gritar y desquitarse con los demás. Otras estrategias para calmar
el estrés son: respirar hondo, darse un baño caliente, llamar a un amigo o
escribir en su diario. Si tiene una explosión de mal genio delante de sus
hijos, hable luego con ellos. Cuénteles por qué estaba enfadado. Luego
explíqueles que se enfrentó a sus sentimientos de forma equivocada y que
intentará hacerlo mejor la próxima vez.
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